Quien tiene un container tiene un tesoro
Que la publicidad convencional pasa por horas bajas, no es un secreto para nadie. A la deslocalización de las audiencias (los más jóvenes han abandonado la televisión para concentrarse en otras pantallas como el smartphone, tablet u ordenadores) deberíamos añadir otros efectos perniciosos para las estrategias publicitarias como la saturación de impactos. Un solo dato: la cifra de impactos medios diarios recibidos por cada uno de nosotros es de unos 3.000, o lo que es lo mismo, más de 1 millón por año.
En este estado de cosas, ¿que hay que hacer para conseguir llegar a la audiencia? Fácil y difícil a la vez: destacar del magma que conforman spots, inserciones en prensa escrita, mailings, etc. Una de las posibilidades es la de gastar muchísimo dinero en medios, para estar siempre en “prime time”, a toda página (color e impar por supuesto) o generando eventos cargados de invitados VIP. Eso lo dejaremos para grandes multinacionales de sectores vinculados al consumo y con grandes presupuestos de marketing y publicidad. Para sectores como el nuestro, tal y como hemos comentado en anteriores post de nuestro Una de Barcos, necesitamos de la aportación de la creatividad, planteada siempre desde perspectivas novedosas, sorprendentes e incluso arriesgadas. Por ello, los profesionales de esta disciplina, siempre andamos explorando nuevos caminos que nos permitan un mayor impacto en el target, al menor coste posible. Pero no debemos poner límites a la creatividad ya que resulta una combinación de difícil asimilación, como lo es la del agua y el aceite. Y claro, cuando hablamos de creatividad, no podemos constreñirla a los contenidos. También deberíamos fijarnos en los soportes. Espacios nuevos, que permitan impactar en el consumidor, realzando los contenidos, impresionando al espectador. Soportes atrevidos, con gran facing, con posibilidades de interactuar con la creatividad, de gran versatilidad, flexibles, capaces de recorrer grandes distancias, de encontrarse en las mejores ubicaciones…
Pues bien, nuestro sector posee uno de estos soportes que, probablemente por reiteración, pasan desapercibidos al forma parte del “paisaje” sobre camiones, trenes o apilados : el contenedor. Una superficie envidiable, la flexibilidad para crear soportes de diferentes tamaños, la capacidad de crear diseños interactuando con su modularidad y con gran movilidad, apto para trasladar mensajes publicitarios, ¡incluso cambiando de continente!
¿Creen que pasará mucho tiempo antes de que los operadores descubran esta posibilidad? Yo no.